17 de Mayo - Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia
Treinta años atrás, la Organización Mundial de la Salud -OMS- eliminaba la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales. Por ello, todo 17 de Mayo se celebra el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia.
Es de vital importancia, respetar y defender las diferencias que nos constituyen como sociedad para poder pensar un futuro más digno para todxs.
En este aspecto, el Estado argentino ha logrado notables avances en el reconocimiento de los derechos del colectivo LGBTI. En materia normativa, entre otras, promulgó la Ley Nº26.734 de Identidad de Género y hace unos años legalizó el casamiento entre personas del mismo sexo. Gracias a ello, nuestro país se encuentra a la vanguardia entre los países de Latinoamérica.
Sin embargo, perviven en la sociedad prácticas que estigmatizan y criminalizan por la orientación sexual de las personas.
Entre las acciones y políticas dispuestas por el Servicio Público Provincial de Defensa Penal, vale destacar el “Instructivo en materia de derechos del colectivo LGBTI", tendiente a garantizar el efectivo reconocimiento de sus derechos. Asimismo, es preciso resaltar la incorporación en los Estándares de Defensa Técnica, pautas y reglas generales aplicables a personas privadas de su libertad, comprendidas en estos grupos en especial condición de vulnerabilidad. Los estándares, que son instrucciones generales dictadas por la Defensoría Provincial, son de cumplimiento obligatorio para todos los integrantes de la Defensa Pública, armonizando con la normativa internacional en materia de Derechos Humanos. Además, el “Registro Provincial de Violencia Institucional y demás afectaciones a los Derechos Humanos”, al momento de tomar razón de los distintos casos, permite la identificación de aquellos donde las víctimas fueron agredidas por agentes del Estado por su mera orientación sexual.
El SPPDP reafirma que en el marco de un Estado de Derecho, el respeto a la diversidad en todas sus formas resulta vital para garantizar la igualdad de todas las personas, independientemente de su orientación sexual o su identidad de género; sobre todo las comprendidas en los grupos de especial vulnerabilidad.